Los recuerdos y nostalgias de las cabeceras musicales, por José Manuel Repiso
Pocas cosas hay tan emotivas, y tan recordatorias, como la música de las cabeceras de los programas. Su sintonía es el aviso, el “toque de trompeta” que llama a la tropa, y que les prepara a lo que está por venir. Cuando además, la sintonía se corresponde con la de un programa que proyecta, o informa sobre el cine, la emoción es aún mayor, pues nos adentramos en el terreno desconocido. Desde la primera nota, comienza la aventura que supone una película, o la información de los últimos estrenos, con el descubriendo de lo que han hecho nuestras actrices y actores favoritos.
Yo tengo el grato recuerdo de dos cabeceras en particular. Una de ellas es “Cine Club”, donde los jueves por la noche, en el segundo canal de TVE, una música minimalista (en algún lugar leí, que compuesta por Nacho Cano), acompañada de unos fotogramas teñidos de azul, y las palabras SESIÓN NUMERADA Y BUTACA, eran el mágico preludio del mejor cine que se ha proyectado nunca en la televisión. No importaban las altas horas a las cuales se proyectaba, pues muy pocas veces decepcionaba la película, y esas dos horas sin cortes publicitarios, eran el portal mágico de la vigilia.
Si de alguna película guardo un especial recuerdo es de “El marido de la peluquera” (1990), de Patrice Leconte. Yo, que no soy muy aficionado al cine galo, aunque reconozco su calidad, confieso que me sentí cautivado por la historia de amor de sus protagonistas, y por los recuerdos de un tiempo pasado, donde los cortes de pelo iban precedidos del lavado de mismo.
Mi otra cabecera es “De Película”. Un programa que durante los años ochenta, nos acercaba todos los estrenos y noticias del séptimo arte, y cuya sintonía era la música de la película “Lo que el viento se llevo” (1939), de Victor Fleming, George Cukor, y Sam Wood. Si escuchar la música que compuso Max Steiner ya pone la piel de gallina, conocer las noticias y ver las imágenes de los últimos estrenos cinematográficos, en una localidad como nuestra Montilla, donde ya había cerrado el Teatro Garnelo (el último cine local), de la mano de la actriz y presentadora Isabel Mestres, eran motivo de una ansiada espera.
“Cine, cine, cine,
más cine por favor,
que todo en la vida es cine
y los sueños, cine son”.
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