Muestra de cortometrajes Enfoque, por José Alfonso Rueda
No es el cortometraje un género cinematográfico sino una cuestión de tenerla o no más larga. La duración de la película, obviamente. Así que si ésta dura menos de media hora, se denomina de esta manera.
A mi entender, el cortometraje se distingue por dos aspectos, no intrínsecos, pero que le acompañan casi siempre. El primero, consecuencia de la menor longitud de su metraje, es que, por regla general, sale más barato que un largometraje; menos minutos, menos recursos y preparación y menos dinero. El segundo, que tiene que ver con el primero, es que, al ser menos costosa la producción, no está tan sometida a las dictaduras de las audiencias y taquillas, lo que permite unas mayores creatividad, innovación, imaginación, rebeldía o incorrección política tanto en sus rodajes como en sus argumentos.
Estas circunstancias convierten a los cortometrajes en el medio de expresión perfecto para los nuevos creadores audiovisuales, en la cantera del cine. Aún más en un país como España, donde la industria cinematográfica no existe y en el que el apoyo de instituciones públicas y entidades privadas es imprescindible para quien empieza. Obviamente, al ser más barata la producción de un cortometraje, es más sencillo para estas instituciones y entidades ayudarla y financiarla. Bien directamente o bien promoviendo festivales y muestras en los que proyectar los cortos, darles difusión y, llegado el caso, premiar a los de más calidad.
A mi entender, el cortometraje se distingue por dos aspectos, no intrínsecos, pero que le acompañan casi siempre. El primero, consecuencia de la menor longitud de su metraje, es que, por regla general, sale más barato que un largometraje; menos minutos, menos recursos y preparación y menos dinero. El segundo, que tiene que ver con el primero, es que, al ser menos costosa la producción, no está tan sometida a las dictaduras de las audiencias y taquillas, lo que permite unas mayores creatividad, innovación, imaginación, rebeldía o incorrección política tanto en sus rodajes como en sus argumentos.
Estas circunstancias convierten a los cortometrajes en el medio de expresión perfecto para los nuevos creadores audiovisuales, en la cantera del cine. Aún más en un país como España, donde la industria cinematográfica no existe y en el que el apoyo de instituciones públicas y entidades privadas es imprescindible para quien empieza. Obviamente, al ser más barata la producción de un cortometraje, es más sencillo para estas instituciones y entidades ayudarla y financiarla. Bien directamente o bien promoviendo festivales y muestras en los que proyectar los cortos, darles difusión y, llegado el caso, premiar a los de más calidad.
Algo así es lo que hace la Asociación Cultural Central de Montilla con su Muestra Cultural Enfoque, una iniciativa que pretende dar a conocer a nuevos creadores audiovisuales en distintos formatos: poesía visual, fotografía, documental o, enlazando con lo ya descrito, cortometraje.
El pasado 5 de diciembre, y como clausura de la segunda edición de la Muestra Enfoque, tuvo lugar en el Teatro Garnelo de Montilla la proyección de una selección de siete cortometrajes que tuvieron como denominador común la creatividad, la imaginación y la reivindicación; humor, ternura y crítica social en algo menos de dos horas que pudimos disfrutar los asistentes al evento.
“24 horas con Lucía”, del mallorquín Marcos Catobá, es la simpática y divertida historia de una mujer poseída por un demonio y de su marido, que debe convivir con ello. “La verdadera revolución”, del malagueño Pablo Sola, rodada en la oficina central de Correos de Barcelona, nos cuenta el encuentro entre Sabina, cajera de un importante banco, y Roberto, un cliente anti sistema que pretende captar su atención. “Animal”, del jiennense Carlos Aceituno, narra en tono de humor las vicisitudes de un par de delincuentes de poca monta, muy diferentes entre sí, tras sufrir un pequeño accidente con el coche en el que circulan. “Mobiliario urbano”, del malagueño Ignacio Nacho, es un pequeño corto, un poema visual más bien, que trata de hacer visibles a quienes han sufrido la tragedia de ser desahuciados de sus viviendas. “Tic.. tac... la conciencia despierta…”, de los montillanos Sergio López Alcaide y Jessica Moya Ríos, es un alegato reivindicativo sobre el momento de actuar, de protestar, de no callar y silenciar a nuestra conciencia. “Ex lege”, del malagueño Alejandro Manzano, es una historia centrada en los malos tratos a la mujer y en las apariencias, que engañan y no siempre dejan ver lo que esconden tras ellas. Por último, “Clóset”, del también malagueño Rakesh B. Narwani, nos trae a la pantalla el tierno encuentro de dos personas solitarias, maltratadas por la vida, que, sin llegar a conocerse, conviven en la misma casa haciéndose una mutua compañía no percibida y ayudándose el uno al otro.
Una magnífica selección de las nuevas creaciones audiovisuales que podemos encontrar en nuestro país y que nos anima a acercarnos a ese mundo del cortometraje para conocer historias distintas, diferentes, creativas, divertidas, reivindicativas e imaginativas.
El pasado 5 de diciembre, y como clausura de la segunda edición de la Muestra Enfoque, tuvo lugar en el Teatro Garnelo de Montilla la proyección de una selección de siete cortometrajes que tuvieron como denominador común la creatividad, la imaginación y la reivindicación; humor, ternura y crítica social en algo menos de dos horas que pudimos disfrutar los asistentes al evento.
“24 horas con Lucía”, del mallorquín Marcos Catobá, es la simpática y divertida historia de una mujer poseída por un demonio y de su marido, que debe convivir con ello. “La verdadera revolución”, del malagueño Pablo Sola, rodada en la oficina central de Correos de Barcelona, nos cuenta el encuentro entre Sabina, cajera de un importante banco, y Roberto, un cliente anti sistema que pretende captar su atención. “Animal”, del jiennense Carlos Aceituno, narra en tono de humor las vicisitudes de un par de delincuentes de poca monta, muy diferentes entre sí, tras sufrir un pequeño accidente con el coche en el que circulan. “Mobiliario urbano”, del malagueño Ignacio Nacho, es un pequeño corto, un poema visual más bien, que trata de hacer visibles a quienes han sufrido la tragedia de ser desahuciados de sus viviendas. “Tic.. tac... la conciencia despierta…”, de los montillanos Sergio López Alcaide y Jessica Moya Ríos, es un alegato reivindicativo sobre el momento de actuar, de protestar, de no callar y silenciar a nuestra conciencia. “Ex lege”, del malagueño Alejandro Manzano, es una historia centrada en los malos tratos a la mujer y en las apariencias, que engañan y no siempre dejan ver lo que esconden tras ellas. Por último, “Clóset”, del también malagueño Rakesh B. Narwani, nos trae a la pantalla el tierno encuentro de dos personas solitarias, maltratadas por la vida, que, sin llegar a conocerse, conviven en la misma casa haciéndose una mutua compañía no percibida y ayudándose el uno al otro.
Una magnífica selección de las nuevas creaciones audiovisuales que podemos encontrar en nuestro país y que nos anima a acercarnos a ese mundo del cortometraje para conocer historias distintas, diferentes, creativas, divertidas, reivindicativas e imaginativas.
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