Michel, a sus 45 años, tiene todo lo que puede desear: un buen trabajo, una esposa brillante y una amante joven y apasionada. Pero un día adquiere por capricho una muñeca de goma que, según su publicidad, es casi real, descubriendo toda la sumisión y docilidad que no puede encontrar en su esposa. La fijación llega a ser tan grande que empieza a tener celos y a desconfiar de aquellos que puedan desearla o “mancillarla”.
Uno de los mejores y más rabiosamente personales films de Berlanga, acerca de un dentista que resuelve vivir en la única compañía de una muñeca tamaño natural. Agudísima reflexión sobre la imposibilidad de extremar hasta cierto punto las relaciones erótico-sentimentales de la pareja, y, más globalmente, acerca de la incomunicación humana. Motivó un escándalo más que notable, siendo tachada, con ejemplar simpleza, de machista y misógina por numerosos grupos feministas.
Hacia el final de la película se hace un feroz retrato de la España más rancia: realmente sientes vergüenza de ese grupúsculo de españoles que aparece, compuesto por muchos actores conocidos del cine español de entonces (Manuel Alexandre, Queta Claver, Agustín González, María Luisa Ponte…).
Fuente: Filmaffinity
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