El ministerio del tiempo, por José Alfonso Rueda.
Desde que comenzó el siglo XXI hemos vivido a nivel internacional un boom de series televisivas, no sólo en cantidad sino también en calidad. Temáticas, producciones, guiones, interpretaciones, distribuciones y emisiones son cuidadas al detalle para un público exigente y variopinto que cada vez consume más televisión a través de canales por cable, plataformas digitales y a la carta, y que parecen más cine que televisión.
En España, no obstante, las cadenas televisivas han preferido seguir insistiendo en la serie boba, de guiones planos, producciones cutres, preparando episodios a la carrera de una semana para otra, poco o nada imaginativas o novedosas, repitiendo patrones que alguna vez triunfaron…
Incluso en los casos extraños en que hemos encontrado un producto de calidad, ya se encargan los canales convencionales de quitársela a base de interrupciones publicitarias constantes y de no aprovechar las nuevas formas de consumo televisivo y social para darles una mejor distribución.
Hasta que llegó “El ministerio del tiempo”, una creación de los hermanos Pablo y Javier Olivares que decidieron arriesgarse con una propuesta muy poco habitual en nuestro país por lo innovadora y creativa. Series españolas de ambientación histórica podemos encontrar a cascoporro. Humor, en su mayor parte facilón y sin gracia, ni digamos. Los viajes en el tiempo están de lo más trillados. Y las aventuras tampoco son algo nuevo. Pero mezclar todos estos géneros con ironía, imaginación e inteligencia, sin caer en los tópicos, eligiendo un acertadísimo reparto sin dejarse llevar por los nombres de moda, cuidando la producción como si fuera cinematográfica, eso sí que es algo inaudito en la ficción televisiva española.
TVE apostó por “El ministerio del tiempo”, cierto, pero sin excesivas alharacas. Nada que ver con la difusión y publicidad que da a otras series estrella de su prime time, como si tampoco esperara demasiado de ella y se limitara a cumplir. Quizás por eso, en lugar de poner su anquilosado, mastodóntico y cartesiano aparato propagandístico al servicio de la serie, dejó su publicidad más bien en manos de esos frikis que llevan la web o las redes sociales de la corporación pública. Y, ¡oh, sorpresa!, empezaron a proliferar por doquier los “ministéricos”, esos fans que cada lunes inundaban con sus comentarios, tuits, reenvíos y “megusta” las redes sociales hablando de su serie favorita.
Aún así, los datos de audiencia de las noches de los lunes no eran para tirar cohetes y más de un cargo directivo de TVE se estaría empezando a frotar las manos pensando que no merecía la pena emitir una segunda temporada. ¡Qué ilusos son los mandamases de nuestras cadenas televisivas! Siguen sin darse cuenta de los cambios en los consumos televisivos.
Los seguidores de una serie como “El ministerio del tiempo” no son espectadores convencionales que se sientan puntual y semanalmente frente al televisor, siempre a la misma hora, esperando a que comience su programa favorito. Para nada. Son gente que decide qué, cuándo y cómo ver en televisión; buscan en plataformas digitales a la carta o en demanda; usan internet, tabletas, smart tv o smartphones. Y, afortunadamente, en este caso, desde el primer episodio, todo ello ha sido potenciado y muy fácil de conseguir. De hecho, los mejores datos de audiencia de “El ministerio del tiempo” se han producido a través de la web de RTVE y en días posteriores al de emisión de la serie.
Para alguien como yo que, por costumbre, desconfía y recela de cualquier serie española, encontrarme con esta producción ha supuesto una grata sorpresa y un soplo de aire fresco que espero continúe, en breve, con la emisión de la segunda temporada.
Para quien quiera disfrutar de la primera, dejo este enlace donde están todos sus episodios.
En España, no obstante, las cadenas televisivas han preferido seguir insistiendo en la serie boba, de guiones planos, producciones cutres, preparando episodios a la carrera de una semana para otra, poco o nada imaginativas o novedosas, repitiendo patrones que alguna vez triunfaron…
Incluso en los casos extraños en que hemos encontrado un producto de calidad, ya se encargan los canales convencionales de quitársela a base de interrupciones publicitarias constantes y de no aprovechar las nuevas formas de consumo televisivo y social para darles una mejor distribución.
Hasta que llegó “El ministerio del tiempo”, una creación de los hermanos Pablo y Javier Olivares que decidieron arriesgarse con una propuesta muy poco habitual en nuestro país por lo innovadora y creativa. Series españolas de ambientación histórica podemos encontrar a cascoporro. Humor, en su mayor parte facilón y sin gracia, ni digamos. Los viajes en el tiempo están de lo más trillados. Y las aventuras tampoco son algo nuevo. Pero mezclar todos estos géneros con ironía, imaginación e inteligencia, sin caer en los tópicos, eligiendo un acertadísimo reparto sin dejarse llevar por los nombres de moda, cuidando la producción como si fuera cinematográfica, eso sí que es algo inaudito en la ficción televisiva española.
TVE apostó por “El ministerio del tiempo”, cierto, pero sin excesivas alharacas. Nada que ver con la difusión y publicidad que da a otras series estrella de su prime time, como si tampoco esperara demasiado de ella y se limitara a cumplir. Quizás por eso, en lugar de poner su anquilosado, mastodóntico y cartesiano aparato propagandístico al servicio de la serie, dejó su publicidad más bien en manos de esos frikis que llevan la web o las redes sociales de la corporación pública. Y, ¡oh, sorpresa!, empezaron a proliferar por doquier los “ministéricos”, esos fans que cada lunes inundaban con sus comentarios, tuits, reenvíos y “megusta” las redes sociales hablando de su serie favorita.
Aún así, los datos de audiencia de las noches de los lunes no eran para tirar cohetes y más de un cargo directivo de TVE se estaría empezando a frotar las manos pensando que no merecía la pena emitir una segunda temporada. ¡Qué ilusos son los mandamases de nuestras cadenas televisivas! Siguen sin darse cuenta de los cambios en los consumos televisivos.
Los seguidores de una serie como “El ministerio del tiempo” no son espectadores convencionales que se sientan puntual y semanalmente frente al televisor, siempre a la misma hora, esperando a que comience su programa favorito. Para nada. Son gente que decide qué, cuándo y cómo ver en televisión; buscan en plataformas digitales a la carta o en demanda; usan internet, tabletas, smart tv o smartphones. Y, afortunadamente, en este caso, desde el primer episodio, todo ello ha sido potenciado y muy fácil de conseguir. De hecho, los mejores datos de audiencia de “El ministerio del tiempo” se han producido a través de la web de RTVE y en días posteriores al de emisión de la serie.
Para alguien como yo que, por costumbre, desconfía y recela de cualquier serie española, encontrarme con esta producción ha supuesto una grata sorpresa y un soplo de aire fresco que espero continúe, en breve, con la emisión de la segunda temporada.
Para quien quiera disfrutar de la primera, dejo este enlace donde están todos sus episodios.
2 comentarios:
Hola Forajidos! Me uno a José Alfonso en su recomendación. A mí me ocurre lo mismo que cuenta con las series españolas, que no suelen entrar ni con Almax... Pero El Ministerio del Tiempo está muy cuidada, con buenos actores/actrices, sin excesos ni sobreactuaciones, fue todo un descubrimiento. La recomiendo.
Siento no haber seguido las publicaciones de vuestro blog, y seguramente ya habréis puesto algunas de estas series, pero invito a quien no las haya visto, las siguientes:
The Wire - Deadwood - Treme - House of Cards - Borgen - Dexter - Mad Men - The Good Wife - Los Soprano - A dos metros bajo tierra
De películas, no sé por qué, pero solo se me viene una: "Las uvas de la ira".
Hasta otro día!
Hola. Estoy encantado de que haya tanta gente a la que le encanta esta maravillosa serie.
Aparte de que el tema en sí es mi favorito: El juego con el tiempo, los hechos históricos, la posibilidad que a todo el mundo le gustaría tener al alcance de su mano, no de preservar la historia, sino de corregir los errores cometidos en tu vida. TENER UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD.
Como decía, además del tema del tiempo, está el cómo e ha planteado esta serie, con qué seriedad se han recreado ambientes y épocas, y desde luego las interpretaciones acompañan a un todo ciertamente espectacular.
Si en lugar de estar producida en nuestra España, viniera de allende las Américas, estaría encumbrada y vitoreada.
Por mi parte, ardo en deseos de poder deleitarme con los episodios de la segunda entrega.
Un Abrazo a todos y tened cuidado con lo que hacéis salvo que sepáis cómo acceder a la puerta de tu pasado....
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