CASABLANCA (Casablanca) - 1942
- Director: Michael Curtiz
- Intérpretes: Humphrey Bogart (Rick Blaine), Ingrid Bergman (Ilsa Lund), Paul Henreid (Victor Laszlo), Claude Rains (capitán Renault), Conrad Veidt (mayor Strasser), Sidney Greenstreet (Ferrari), Peter Lorre (Ugarte), S.Z.Sakall (Carl), Madeleine Lebeau (Yvonne), Dooley Wilson (Sam).
- Productor: Hal B. Wallis
- Guión: Julius J. Epstein, Philip G. Epstein y Howard W. Koch, de la obra teatral
- Everybody’s Come to Rick’s, de Murray Burnet y Joan Allison.
- Fotografía: Arthur Edeson
- Montaje: Owen Mark
- Dirección artística: Carl Jules Weyl
- Decorados: George James Hopkins
- Vestuario: Orry-Kelly
- Música: Max Steiner
- Sonido: Francis J. Scheid
- Ganadora del Oscar a la mejor película, director y guión; nominada en actor protagonista (Humphrey Bogart), actor de reparto (Claude Rains), fotografía en blanco y negro, montaje y banda sonora de drama o comedia.
Sinopsis
: Casablanca, durante la Segunda Guerra Mundial, es el punto de reunión de fugitivos de la Europa ocupada en busca de un pasaporte para América. En el Rick’s Café Américain se concentra toda una humanidad desesperada y aventurera de la que el propio Rick, apátrida sin aparentes ideales, forma parte. El mayor Strasser, del Tercer Reich, llega a Casablanca para descubrir al autor del asesinato de dos de sus agentes, cuyos salvoconductos fueron robados. Cuenta para ello con la colaboración del capitán Renault, prefecto de policía, hombre mundano y ambicioso.Un individuo llamado Guillermo Ugarte, que trafica en el mercado negro, acude a Rick para que le guarde dos salvoconductos que ha conseguido. Rick accede y los esconde. Poco después, Ugarte, cuyo comportamiento nervioso le delata, es detenido.
Aparecen en Casablanca Victor Laszlo y su mujer Ilsa. Él es uno de los jefes de la resistencia antinazi en Europa; ella, una hermosa mujer de la que Rick se enamoró en París en extrañas circunstancias. Laszlo está dispuesto a pedirle a Rick que le facilite los salvoconductos, mientras que Renault y Strasser se proponen impedir que salgan de Casablanca.

Con William Wyler como director y Ann Sheridan, Ronald Reagan y Dennis Morgan como protagonistas, la idea del proyecto comenzó a tomar forma. Pero la producción no iba a ponerse en marcha tan fácilmente. Wallis desestimó a Wyler como director y solicitó los servicios de Michael Curtiz. Éste propuso para el papel del dúo protagonista a Humphrey Bogart y a Ingrid Bergman, oponiéndose a otros nombres como George Raft o Hedy Lamarr.
Aunque la película es mucho más rica e inteligente, todos los ingredientes principales están en la pieza teatral, con la única salvedad de que la heroína interpretada por Ingrid Bergman es una aventurera de virtud dudosa y Rick un hampón sin escrúpulos ni mucho carácter. Fue la aportación colectiva de los guionistas, director y productor la que hizo de Casablanca lo que es, cambiando un simple folletín propagandístico antinazi por una historia romántica que forma parte de la cultura de nuestra sociedad.
Si completar el guión fue complicado, reunir el elenco de actores no lo fue menos. A ello se fueron sumando otros muchos obstáculos que superar, como las limitaciones de tiempo impuestas por compromisos ulteriores de los principales intérpretes. El guión con el que se trabajaba estaba terminado, pero no era definitivo. Partes del mismo fueron escritas sobre la marcha, como la famosa escena final en el aeropuerto, donde ni los propios actores conocían cuál iba a ser el desenlace de la historia.
Otra anécdota curiosa está relacionada con Dooley Wilson, el actor que daba vida a Sam, el cual no tenía ni idea de tocar el piano. Sin embargo, la música se estaba rodando con sonido directo, así que mientras aquel cantaba y fingía aporrear las teclas, se colocó otro piano fuera de cámara donde sonaban, entre otras, “As time goes by”. Una melodía a la que se oponía el compositor de la banda sonora, Max Steiner, y que acabó aceptando a regañadientes.
Uno de los momentos más emotivos de la película y de su rodaje tiene lugar al compás de La Marsellesa. Cuando se hizo la escena, la mayor parte de los actores presentes en ella eran, al igual que sus personajes, fugitivos del fascismo que habían huído de la Europa nazi; así que no fue muy difícil que se identificaran con la situación y la vivieran con emoción, más que tratarse de una simple actuación.

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