FORAJIDOS (The killers) - 1946
- Director: Robert Siodmak
- Intérpretes: Burt Lancaster, Ava Gardner, Edmond O’Brien, Albert Dekker, Sam Levene, Vince Barnett, Virginia Christine, Jack Lambert, Charles D. Brown, Donald MacBride, Charles McGraw, William Conrad.
- Productor: Mark Hellinger
- Guión: Anthony Veiller, sobre un relato de Ernst Hemingway.
- Fotografía: Woody Bredell
- Montaje: Arthur Hilton
- Dirección artística: Martin Obzina y Jack Otterson
- Decorados: Russell A. Gausman y E. R. Robinson
- Música: Miklos Rozsa
- Sonido: Bernard B. Brown
- Nominada al Oscar a mejor director, montaje, banda sonora de drama o comedia y guión.
Sinopsis: A un pequeño pueblo de carretera llegan dos matones con el encargo de eliminar a un empleado de la gasolinera. Tras llevar su misión a cabo, se pone en marcha una investigación para conocer la vida del difunto, un antiguo boxeador que comenzó a meterse en líos tras conocer a Kitty Collins.
Comentarios: Fue éste 1946 un año pródigo en cintas de cine negro; historias de gángsters y detectives con unos nexos en común: por un lado, la atmósfera cargada, agobiante y claustrofóbica en que nos vemos envueltos, gracias a las maravillosas fotografías en glorioso blanco y negro; por otro lado, la enrevesada trama, llena de ritmo, acontecimientos y suspense más psicológico que físico; y como factor primordial, la presencia de una mujer fatal, de una auténtica vampiresa que llevará al sufrido protagonista a la perdición en su deseo de conquistarla. Y como muestra, un botón, o varios. Títulos de la calidad de Forajidos, El sueño eterno, El cartero siempre llama dos veces, Gilda o Encadenados así lo atestiguan. Un género que nace en 1941 con El halcón maltés, y que en la década de los 40 tendrá otros exponentes tan míticos como El último refugio, Perdición, Laura, Tener y no tener, La mujer del cuadro, La dama de Shanghai, Cayo Largo, Retorno al pasado, El tercer hombre o La jungla de asfalto.
En ellas aparece lo mejor del Hollywood de aquel entonces, tanto en la dirección y en la interpretación como, sobre todo, en los guiones. Auténticos maestros de la pluma fueron los creadores de estas historias que, entre otras cosas, debían salvar a la terrible censura que suponía el código Hays y la caza de brujas del senador McCarthy.
El cuento de Ernest Hemingway, publicado en 1927 en Nueva York, titulado The Killers (Los asesinos) sirvió de base para la realización de una película, como ya lo habían echo otras obras de Hemingway como Adiós a las armas (Frank Borzage, 1932), ¿Por quién doblan las campanas? (Sam Wood, 1943) o Tener o no tener (Howard Hawks, 1944). Un primer tratamiento en la guionización de la novela la llevó Don Siegel, pero su trabajo fue rechazado (no deja de ser curioso que Siegel filmase en 1964 un “remake” de Forajidos titulado Código del hampa, con Lee Marvin, Angie Dickinson y Ronald Reagan en los principales roles interpretativos). Entonces fue requerida la presencia de Richard Brooks (futuro director de películas como La gata sobre el tejado de zinc o El fuego y la palabra) y Anthony Veiller. Pero las tres cuartas partes del guión se deben a la pluma de John Huston, que trabajó en él de incógnito todas las tardes, bien porque todavía estaba movilizado por el ejército, bien por tener por aquel entonces contrato con la Warner.
Mark Hellinger, el adinerado productor del film, piensa en dar la realización a Siegel, pero éste no puede anular su compromiso con la Warner y, finalmente, acaba concediéndoselo a Robert Siomak, pues se confiesa un gran admirador de La escalera de caracol.
El guión, enrevesado y digno de Huston, está sustentado sobre la base de flash-backs, toda vez que el final parece claro desde le principio: sólo resta saber qué ha llevado a un desencadenamiento de los hechos tan dramático. Film noir por excelencia, Forajidos se empapa de un ambiente sobrecogedor (hábilmente subrayado por las notas del gran Miklos Rozsa), constituyendo un hito clave en la época dorada del cine negro, con todos los ingredientes básicos del género, y con un prodígio de femme fatale encarnado en la sensual Kitty Collins, maravillosamente interpretada por Ava Gadner. Pero, si su labor fue encomiable y fundamental en la consideración del film como una obra maestra, fue la acertada puesta en escena de Robert Siodmak la que dio el valor y categora que posee Forajidos, así como el empeño del productor Mark Hellinger, especialmente preocupado en su acabado perfecto, por encima de cualquier interés económico.
Del director, Robert Siodmak, decir que fue uno de los muchos artesanos llegados desde Europa a la meca del cine que acabaron convertidos en excelentes realizadores polifacéticos, y de un poder visual tremendo; un auténtico hombre de estudio, que igual servía para un roto que para un descosido, y que tenía como denominador común a sus películas la calidad y la profesionalidad.
El gran protagonismo del film, alrededor del cual se desarrolla toda la historia y desencadenante de la misma, es para Kitty Collins. Un papel que una jovencísima y bellísima Ava Gardner bordó a base de cinismo, belleza exótica y carácter duro, y que la convirtió en uno de los mitos sexuales de mitad de siglo. No por nada era conocida como el animal más bello del mundo. En su filmografía destacan títulos como Pandora y el holandés errante, Las nieves del Kilimanjaro, Mogambo, La noche de la iguana, La condesa descalza o 55 días en Pekín.
En cuanto a Burt Lancaster, éste fue su debut en el cine. Posteriormente, aprovecharía su antigua vida como artista de circo para protagonizar películas como El halcón y la flecha o El temible burlón, también con Siodmak. Ya convertido en actor de prestigio, lo encontramos en trabajos de la calidad de Veracruz, Apache, Duelo de titanes, Los que no perdonan, El fuego y la palabra (por la que consiguió un Oscar en 1960), De aquí a la eternidad, El gatopardo, El hombre de Alcatraz, Novecento, Vencedores o vencidos, Mesas separadas o Atlantic City. Una lista que nos demuestra bien a las claras sus dotes como actor, capaz de brillar en todo tipo de géneros y papeles.
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