lunes, 4 de abril de 2011

El mundo según Barney.

¿Se puede hacer una comedia dramática sin que te enteres de que también es romántica hasta que no llevas cuarenta minutos viéndola? Yo lo descubrí ayer con esta película. Uno de los ingredientes de la receta para conseguir ese plato es no recurrir a ningún cliché, al menos de entrada, y cuando ya no queda más remedio que mostrar algo de ternura hacerlo de la forma más sutil e ingeniosa posible. Que Paul Giamatti, cuya figura está en las antípodas de ser la de un galán de cine, sea el protagonista con su valentía, ingenio y sinceridad arrolladora como únicas armas de seducción nos da una idea de qué tipo de película es. Como muy bien dice el título se trata del mundo de Barney Panofsky visto por él mismo está presente en casi todas las escenas y siempre vemos su punto de vista. La película apenas desarrolla al resto de personajes, salvo quizás al padre de Barney. Su amor verdadero aparece idealizado, perfecto sólo manchado por los “infundados” miedos de Barney a perderla y sus propios errores, una prueba más de su amor por ella. Los hijos del matrimonio también parecen vistos con un amor paternal que nada tiene que reprochar. El padre de Barney “Dustin Hoffman” es el único con el que se permite algún reproche, pero sin amargura ya que están íntimamente ligados. Otro de los personajes es Bernard, escritor amigo íntimo de Barney, cuya desaparición es el origen de una subtrama detectivesca que sólo aparece tangencialmente pero es la desencadenante de que Barney necesite contar y recordar su historia. Que nadie piense que es un dramón por lo que he contado, Paul Giamatti desarrolla un personaje lleno de matices y complejidad emocional que por sí solo mantiene el interés de espectador en todo momento y me he reído bastante con él y su padre sobre todo, Dustin Hoffman también lo borda. No descarto que el director Richard J. Lewis que hasta ahora se dedicaba a series de tv pueda haber incorporado bastante de su propia cosecha al guión, ya que Barney es un productor de series de tv, aunque la película esté basada en el best- seller homónimo del escritor canadiense Mordecai Richler.
Resumiendo que la veáis vale la pena.