domingo, 31 de octubre de 2010

Cineforum otoño 2010

Vuelve el cineforum Forajidos en la Casa del Inca durante el mes de noviembre con una importante novedad: nos vemos los sábados a las 19 horas donde nuestro amigo peruano. Los títulos son los siguientes:
Sábado 6 de noviembre. Tarzán de los monos (1932). Dirigida por W. S. van Dycke y protagonizada por Johnny Weissmuller y Maureen O'Hara.
Sábado 13 de noviembre. Al rojo vivo (1949). Dirigida por Raoul Walsh y protagonizada por James Cagney y Virginia Mayo.
Sábado 20 de noviembre. El hombre de las pistolas de oro (1959). Dirigida por Edward Dmytryck y protagonizada por Richard Widmark, Henry Fonda y Anthony Quinn.
Sábado 27 de noviembre. La larga noche de los bastones blancos (1979). Dirigida por Javier Elorrieta y protagonizada por José María Rodero y Enrique San Francisco.

domingo, 24 de octubre de 2010

Manuel Alexandre

El pasado 12 de octubre, con casi 93 años de edad, moría en Madrid, su ciudad natal, Manuel Alexandre, uno de los más destacados ejemplos de los llamados secundarios del cine español.
Y es que, efectivamente, Manuel Alexandre ha sido un actor secundario, pero en el concepto más amplio y positivo de ese calificativo. Apenas ha interpretado papeles principales en su más que prolija filmografía, pero ha hecho de esos personajes con menos minutos verdaderos protagonistas del film, bordando su interpretación, llenándola de profesionalidad pero también de sentimiento y corazón, independientemente de los minutos que aparecieran en pantalla.


Mi primer recuerdo de Manuel Alexandre viene asociado a Don Matías, el viejo y entrañable maestro de las películas del grupo infantil Parchís, allá por los primeros años 80. Los títulos de aquellas cintas no los recuerdo (me dice la Wikipedia que eran La guerra de los niños y La segunda guerra de los niños); el argumento, tampoco, sólo sé que cantaban los Parchís. Después de casi treinta años, de hecho, lo único que se mantiene en mi memoria de aquellos filmes es la figura de Don Matías. Una anécdota que ilustra el carácter de este actor, el de esos secundarios que hacían grande cualquier personaje, por pequeña que fuera su aparición en pantalla.

Antes de recurrir a internet, trato de tirar de mis recuerdos cinematográficos de Manuel Alexandre. El joven y cuadriculado funcionario del régimen que llega a Villar del Río para avisar de la venida de los americanos en Bienvenido Mr. Marshall; el ciclista atropellado por la adúltera pareja protagonista en Muerte de un ciclista; Vicente en Calabuch; el vagabundo sin techo que dormía en los trenes de la estación en Los jueves, milagro; uno de los despreciables amigos (el amigote número 3, según los créditos) del más despreciable aún protagonista de Calle Mayor; el cuñado del protagonista en Plácido; el maravilloso Benítez de la nunca bien ponderada Atraco a las tres, una joya del cine español y de todos los tiempos; el ajusticiado en El verdugo; o sus colaboraciones con José Luis Cuerda en El bosque animado y Amanece, que no es poco. Cuando me voy a la red y busco su filmografía, entre películas y series de televisión, observo en la IMDB que apareció en 236 títulos, algunos memorables y otros absolutamente olvidables; una vida completa dedicada a la interpretación.

Y es que con Manuel Alexandre se ha ido el último representante vivo de una generación de actores y actrices todoterreno que se iniciaron en el teatro de la posguerra para dar el salto a la gran pantalla y hacernos disfrutar también en la pequeña pantalla. Gente que aprendió la profesión pasando hambre, de pueblo en pueblo, cómicos de la legua de los que retrataron Bardem o Fernán Gómez, hasta que el cine les daba la oportunidad de una vida mejor y un reconocimiento público. Los Isbert, Ozores, López Vázquez, Alexandre y un largo etcétera demostraron su calidad interpretativa en todos los géneros, en todo tipo de papeles, consiguiendo con el paso de los años además el aplauso de espectadores y críticos hacia su trayectoria, creando una escuela española de actores que continuaron los Alfredo Landa, Pepe Sacristán, Juan Diego y otros, sentando las bases de la que hoy por hoy, a mi parecer, es una de las mejores cinematografías, desde el punto de vista interpretativo, que hay en el mundo: la española. Javier Bardem o Penélope Cruz son los más conocidos incluso a nivel internacional, galardonados con sendos Oscar; la punta de un enorme iceberg, mayor que el que hundió al Titanic, que sin actores como Manuel Alexandre jamás hubiera sido igual.

viernes, 8 de octubre de 2010

GALANES DE CINE

Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, una de las definiciones de “galán” es la de actor de teatro o cine que representa papeles principales, sobre todo de carácter amoroso. Así que al hilo de mi anterior artículo, hoy les planteo un pequeño paseo por la memoria, para recordar algunos de los principales galanes que ha tenido (y tiene) el cine.

Galanes ha habido muchos en la historia del cine, pero tal vez uno de los más recordados es Rodolfo Valentino. Un actor de origen italiano (Rodolfo Pietro Filiberto Raffaelo Guglielmi di Valentina) que triunfo en los años veinte en las películas de cine mudo, con títulos como “El hijo del Caid” o “Sangre y arena”. Su aspecto de amante latino, contrastaba con el de la otra figura de la época (Douglas Fairbanks), y a su muerte prematura (a los 31 años) le sucedieron los suicidios de algunas de sus admiradoras.

Pero, al menos para mi, el galán por excelencia es Cary Grant, o si lo prefieren, Archibald Alexander Leach. Este actor que lo mismo era capaz de hacer una comedia, una película de suspense, o una de aventuras, poseía una compostura que lo mismo vestía un uniforme colonial británico (“Gunga Din”), o un traje impecable en los mejores hoteles de la Costa Azul francesa (“Atrapa a un ladrón”). Otros actores han podido tener su versatilidad en la interpretación (no todos, su calidad), pero nadie ha llevado un traje con tanta elegancia y soltura como él (bueno, vale, George Clooney también lo consigue a veces).

El cine europeo también ha tenido sus galanes (generalmente, el cine francés), y no sería justo no mencionar a Jean Gabín (Jean-Alexis Moncorgé), actor de rasgos endurecidos, que destacó en películas como “La gran ilusión”, o a otro actor más contemporáneo, Alain Delon (Alain Fabien Maurice Marcel Delon) que brilló de manera muy especial en “A pleno sol”, o “El gatopardo”.

En el cine español, para hablar de galanes en el cine, tendríamos que retrotraernos a “Locura de amor”, y a su protagonista Fernando Rey, o a Alberto Closas en “Muerte de un ciclista”, aunque tampoco deberíamos olvidar a un actor argentino como Carlos Estrada que realizó impactantes interpretaciones como la de “La tía Tula”.

Como anécdota final de este artículo, que no ha pretendido realizar un recorrido exhaustivo por la historia del cine y sus galanes, sino recordar a algunos de ellos, y puesto que el actor Fernando Tejero ha sido el encargado de realizar el Pregón de esta última Fiesta de la Vendimia, les contaré que en el año 2002 ya estuvo Fernando en Montilla participando en la III Jornadas de Cine Español (que ese año premiaron a Juan Diego), y como por aquel entonces el actor no era todavía conocido (acababa de rodar “Los lunes al sol” y estaba rodando “Torremolinos 73”), durante la charla que miembros de la Asociación Forajidos mantuvimos con él, se jactaba de que entre sus amigos estaba uno de los actores de moda -Eduardo Noriega-, y puesto que una de las presentes (¿te acuerdas, Lola?) estaba deseando conocer a Eduardo, el otro, ni corto ni perezoso, lo llamó por teléfono para demostrar que era verdad, y así nuestra amiga pudo mantener una breve conversación con Noriega.