domingo, 24 de octubre de 2010

Manuel Alexandre

El pasado 12 de octubre, con casi 93 años de edad, moría en Madrid, su ciudad natal, Manuel Alexandre, uno de los más destacados ejemplos de los llamados secundarios del cine español.
Y es que, efectivamente, Manuel Alexandre ha sido un actor secundario, pero en el concepto más amplio y positivo de ese calificativo. Apenas ha interpretado papeles principales en su más que prolija filmografía, pero ha hecho de esos personajes con menos minutos verdaderos protagonistas del film, bordando su interpretación, llenándola de profesionalidad pero también de sentimiento y corazón, independientemente de los minutos que aparecieran en pantalla.


Mi primer recuerdo de Manuel Alexandre viene asociado a Don Matías, el viejo y entrañable maestro de las películas del grupo infantil Parchís, allá por los primeros años 80. Los títulos de aquellas cintas no los recuerdo (me dice la Wikipedia que eran La guerra de los niños y La segunda guerra de los niños); el argumento, tampoco, sólo sé que cantaban los Parchís. Después de casi treinta años, de hecho, lo único que se mantiene en mi memoria de aquellos filmes es la figura de Don Matías. Una anécdota que ilustra el carácter de este actor, el de esos secundarios que hacían grande cualquier personaje, por pequeña que fuera su aparición en pantalla.

Antes de recurrir a internet, trato de tirar de mis recuerdos cinematográficos de Manuel Alexandre. El joven y cuadriculado funcionario del régimen que llega a Villar del Río para avisar de la venida de los americanos en Bienvenido Mr. Marshall; el ciclista atropellado por la adúltera pareja protagonista en Muerte de un ciclista; Vicente en Calabuch; el vagabundo sin techo que dormía en los trenes de la estación en Los jueves, milagro; uno de los despreciables amigos (el amigote número 3, según los créditos) del más despreciable aún protagonista de Calle Mayor; el cuñado del protagonista en Plácido; el maravilloso Benítez de la nunca bien ponderada Atraco a las tres, una joya del cine español y de todos los tiempos; el ajusticiado en El verdugo; o sus colaboraciones con José Luis Cuerda en El bosque animado y Amanece, que no es poco. Cuando me voy a la red y busco su filmografía, entre películas y series de televisión, observo en la IMDB que apareció en 236 títulos, algunos memorables y otros absolutamente olvidables; una vida completa dedicada a la interpretación.

Y es que con Manuel Alexandre se ha ido el último representante vivo de una generación de actores y actrices todoterreno que se iniciaron en el teatro de la posguerra para dar el salto a la gran pantalla y hacernos disfrutar también en la pequeña pantalla. Gente que aprendió la profesión pasando hambre, de pueblo en pueblo, cómicos de la legua de los que retrataron Bardem o Fernán Gómez, hasta que el cine les daba la oportunidad de una vida mejor y un reconocimiento público. Los Isbert, Ozores, López Vázquez, Alexandre y un largo etcétera demostraron su calidad interpretativa en todos los géneros, en todo tipo de papeles, consiguiendo con el paso de los años además el aplauso de espectadores y críticos hacia su trayectoria, creando una escuela española de actores que continuaron los Alfredo Landa, Pepe Sacristán, Juan Diego y otros, sentando las bases de la que hoy por hoy, a mi parecer, es una de las mejores cinematografías, desde el punto de vista interpretativo, que hay en el mundo: la española. Javier Bardem o Penélope Cruz son los más conocidos incluso a nivel internacional, galardonados con sendos Oscar; la punta de un enorme iceberg, mayor que el que hundió al Titanic, que sin actores como Manuel Alexandre jamás hubiera sido igual.

1 comentario:

EL QUINTO FORAJIDO dijo...

Manuel Alexandre parece que siempre ha estado ahí, un actor de memoria imborrable y que permanecerá siempre como un icono de los últimos 60 o 70 años del cine Español.