domingo, 31 de agosto de 2008

Los girasoles ciegos.


Ilustro la entrada con una foto de lo mejor de la película, la actuación de Maribel Verdú, que tiene más tablas que el barco de Chanquete. En general no le doy ni un suficiente, muy mal recreado el ambiente de una capital de provincias española de posguerra. Los niños no dan el pego en ningún momento, quizás ya sea difícil que un pequeñín de hoy en día se meta en el papel de la niñez de su abuelo o bisabuelo. Raúl Arévalo correctito en un papel de diácono pecador que podría haber dado mucho más de si. La historia se ve un poco rara, Maribel Verdú se gana la vida en parte traduciendo documentos al alemán, cuando en realidad lo hace su marido "Javier Cámara" supuestamente huido, sin levantar ninguna sospecha. Parece que en lugar de desarrollarse la historia en el Orense de los años 40 donde todos los vecinos se conocen perfectamente, con las ventajas e inconvenintes que ello supone, estuvieran en Nueva York donde nadie conoce a nadie.

1 comentario:

Maquiavella dijo...

Bastante floja y de las interpretaciones mejor no hablar...