lunes, 22 de septiembre de 2008

La parada de los monstruos

La parada de los monstruos (Freaks) es una película producida en 1932 por la Metro Goldwyn Mayer y dirigida por Tod Browning.
En un circo lleno de tullidos, personas con múltiples amputaciones y otros seres deformes, Hans, uno de los enanos, hereda una fortuna. A partir de ese momento Cleopatra, una bella contorsionista, intentará seducirle por todos los medios con tal de hacerse con su dinero, para lo cual traza un plan junto al forzudo del circo, Hércules...
Esta película es un cuento cruel que deriva, hasta sumergirse, en el terror. Lo maravilloso de Tod Browning es que siguiendo al pie de la letra el clasicismo del terror, lo trastoca completamente para darnos una película de una modernidad asombrosa.
El terror nace de lo raro, de ese hecho excepcional que se vuelve intruso en la rutinaria normalidad. Esta regla básica presente en todas las películas de terror es aquí seguida al pie de la letra; sólo que en “La parada de los monstruos”, lo excepcional no son los “freaks”, sino la “normalidad” de la belleza y la fuerza de Cleopatra y Hércules, pues ellos son los anormales dentro de esta trouppe de “freaks”.
Así esta historia se desarrolla en dos partes casi simétricas: la primera parte, que podemos definir de cruel, mostraría la humillación de la belleza a la fealdad; la segunda, la terrorífica, desarrollaría la humillación de la fealdad a la belleza; pero con una pequeña diferencia: mientras que en la primera parte lo monstruoso se agazapa en lo bello; en la segunda, lo monstruoso es mostrado como un acto contra la crueldad de esa belleza que los ha excluido y marginado, tomando la venganza como un acto de hermandad.
Es curioso cómo Browning presenta estos dos mundos. Mientras que el de la fealdad tiene algo de paraíso perdido, el de la belleza está presentado desde la avaricia; pero más magistral es cómo presenta el terror. De nuevo el terror no surge por la naturaleza de estos “freaks”. La modernidad de Browning nos aclara que el terror es una cuestión de mirada… Puede que la normalidad domine la vida, o el aire como en el caso de la trapecista, pero el suelo, el suelo pertenece a los “freaks”… y es desde esa mirada baja desde donde controlarán toda la puesta en escena que a partir del banquete de bodas transformará la existencia de Cleopatra y Hércules en un tormento.
“Freaks” es una película extraña, fascinante, de una poética insólita. Una obra maestra excepcional e irrepetible.
Una de las consecuencias de esta película fue la aparición en inglés del término Freaks para designar algo o alguien anómalo, anormal, extraño, marginal. El término posteriormente fue adoptado por el idioma español para nombrar, de forma genérica, primeramente a personas o comportamientos que se salen de la normalidad, las cuales presentaban un sentido más transgresor de las normas o comportamientos sociales; lo cual con el paso del tiempo se alejó cada vez más de su significado original en inglés, hasta adquirir otro significado. Así la palabra castellanizada como "Friqui" se refirere a la persona interesada u obsesionada con un tema, afición o hobby en concreto sobre cualquier interés o gusto específico o desmesurado; los cuales pueden presentar distintos niveles de "frikismo", siendo el más extremo el llevar su afición o interés hasta el punto de convertirlo en una forma de vida, abarcando actualmente el término a una variedad de personalidades y grupos.
Fuente: FilmAffinity y Wikipedia

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me flipa la escena donde el torso se enciende un cigarro. espectacular!

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

La vi en su dia y he de confesar que me dejó una sensación de desasosiego y de inquietud terrible.

Buena pelicula¡

Saludos

Roger Sitwell dijo...

Un monstruo hay en el mundo: el ocioso. Apúntense a FORAJIDOS.
Saludos desde City Tree.

Lúa dijo...

Fantásticamente terrible. A mí me encanto, aunque no creo que sea una película recomendada a todos los públicos.